¿Nuestros muertos dónde quedan?

 Opinión 


Sofía Moreno Abril

Es más que obvio que el mundo entero lamenta los muertos que ha dejado la guerra entre Rusia y Ucrania, pero esta guerra no es nuestra, no son nuestros muertos y aunque los lamentos no podemos hacer nada; lastimosamente parece que el presidente de Colombia, Iván Duque, y el gobierno, no lo han logrado entender, porque mientras las zonas rurales de nuestro país viven la guerra ellos desvían la mirada para no afrontarlo.

Hace pocos días se dio a conocer en un informe de la Jurisdicción Especial para la Paz, JEP, que aún después de la firma del acuerdo las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, FARC, no ha detenido el reclutamiento de niños y jóvenes.

A raíz de esto y del reclutamiento por parte de otros grupos al margen de la ley, como el Ejército de Liberación Nacional, ELN y Autodefensas Gaitanistas de Colombia, AGC, los jóvenes de departamentos como el Chocó no encuentran más salida que el suicidio.

Esto lo confirmó la Organización Nacional Indígena de Colombia, ONIC, quienes aseguran que son por lo menos 20 niños y jóvenes que se han suicidado para evitar ser reclutados, este numero nace de aquellos a los cuales se les ha logrado confirmar, por parte de familiares o amigos, que el acto se dio por esta razón, pero se cree que son muchísimos más los cuales no han sido denunciados y de los que no se habla por miedo a las represarías que puedan tomar en contra de quienes hablen y cuenten la verdad.

Frente al tema, también se pronunciaron los sacerdotes del departamento quienes afirman que tan solo el año pasado tuvieron registro de alrededor de 40 intentos de suicidio por esta causa y 4 suicidios en las comunidades indígenas en el municipio de Bojayá.

Además, es necesario aclarar que estos jóvenes de los que se tiene el registro solamente son los que se encontraban en el departamento del Chocó, pero estos hechos, se presume, se dan también en Antioquia, Nariño y Cauca, lugares en los cuales aún no se ha realizado una investigación profunda por lo cual aun no existen cifras.

Por otro lado, cabe aclarar, que esta no es la primera vez que se denuncian suicidios por esta razón, hace años se viene presentando este problema a lo que el gobierno respondió con la creación de un “programa nacional para prevención del reclutamiento de niños y jóvenes” que, según las personas de esta población, es ineficiente debido a que no llega a las poblaciones que en realidad lo necesitan.

Y entonces ¿Quién responde y vela por la seguridad de estas personas?

Es obvio que por el momento estas muertes están impunes, nadie responde frente a la presión que sufren estas personas y el gobierno, que debería cuidarlos, los ha abandonado.

Por esto, es necesario, que se dejen de tapar las guerras y el sufrimiento interno del país con las  guerras externas, que el gobierno responda y que se les garanticen sus derechos, que se estudie a la población y se ejecuten planes de acción que funcionen y que demuestren el interés del gobierno por estas personas, no solo por quedar bien sino por cambiar la realidad de tantas personas que sufren esta guerra día tras día, porque debemos arreglar nuestros problemas antes de intentar intervenir en los ajenos.

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